Entre los criadores solemos decir que come lo mismo un
buen pájaro que uno malo, y que por consiguiente no merece la pena
tener malos canarios.
Un pajarito siempre alegra la estancia donde está
con su movimiento y su canto. En primavera es muy agradable seguir el
proceso de la puesta de huevos y obtención de los pichones. Pero
si no partimos de unos buenos pájaros, nos perdemos otro de los
placeres de esta aficción: entrenarlos y llevarlos a competir.
Por tanto, os sugiero a los que querais tener timbrados,
que os acerqueis a alguna de las muchas asociaciones ornitológicas
que existen, especialmente sobre el mes de noviembre, para comprar los
pájaros a un criador que esté concursando, y a ser posible,
cuyos pájaros estén obteniendo buenas puntuaciones.
Los criadores, se quedan con los mejores ejemplares,
y tratan de obtener pájaros similares o mejores, juntándolos
con varias hembras y luego cruzándolos con su descendencia, dando
ésto lugar a lo que se llaman "líneas", o "familias"
de canarios. Un criador puede estar trabajando una o varias líneas
de canarios. Es tan refinado el proceso de selección de los canarios
de concurso, que cuando se mezclan pájaros excelentes, pero de
dos familias distintas, puede que el resultado no esté a la altura
de los progenitores.
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Es como si casáramos a un campeón de maraton
con una corredora de los 100 metros lisos, es fácil que sus hijos
ni tengan tanta resistencia como para ganar el maratón ni tanta
potencia como para vencer en los 100 metros. Por ello, es aconsejable
adquirir un macho y dos hembras de la misma línea, al objeto de
que la calidad de la descendencia sea similar a la de los ejemplares adquiridos.
Otras veces, por el contrario, hacer lo que se llama un "choque"
de familias, da como resultado pájaros mejores que los padres,
pero son más probables los malos resultados que los buenos.
Además es importante partir de buenos pájaros,
porque los pájaros normales hacen trinos poco valorados en las
puntuaciones de los concursos, que son fácilmente copiados por
los buenos pájaros en detrimento de sus resultados posteriores.
La cercanía de canarios vulgares, llamados "balconeros"
entre los aficionados, puede dar al traste con las aspiraciones de los
criadores a obtener buenas puntuaciones. Por eso, cuando un criador regala
un buen pájaro a un vecino, tiene por un lado la satisfacción
de hacer un valioso regalo, y por otra parte se asegura un buen entorno
para el desarrollo del canto de sus propios pájaros.
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