Miguel Angel Martín Espada
C.N. H-363
1. Consideraciones previas: Antes de empezar a
tratar el tema de la preparación de los canarios
de canto para los concursos, es preciso hacer referencia a otros
temas de sumo interés para el canaricultor. En primer lugar,
hay que advertir al aficionado novel, al que va destinado el presente
trabajo, que el método que vamos a desarrollar no es el único
que utilizan los criadores de canarios de canto, existe una gran
variedad de sistemas, todos ellos igual de válidos, e incluso
podemos decir que existe un enfoque distinto de lo que es la preparación
de los canarios en cada uno de los criaderos. Si es distinta la
forma en la que trabajan los criadores de las tres razas de canarios
de canto, cosa lógica en atención a las notables diferencias
que hay entre ellas, a pesar de tener unas bases comunes, no es
menor la diferencia que existe entre el método de un criador
y otro. Las diferentes circunstancias que cada uno tenemos en nuestros
criaderos influyen de forma decisiva en la forma de trabajar los
canarios; así, no es lo mismo disponer de mucho o de poco
sitio en nuestras casas, tener mucho o poco tiempo libre y, en este
último aspecto, en qué momento del día lo disfrutamos
(nos viene a la memoria el caso de algunos amigos canaricultores
que se ven obligados a entrenar sus ejemplares por las noches, debido
a su turno de trabajo). Estas circunstancias y otras hacen imposible
la existencia de un único sistema de preparación.
El criador de canarios de canto que empieza en
este mundillo debe comenzar con un método que en
un gran número de ocasiones no se adapta a sus circunstancias
personales, por ello debe ir adoptando poco a poco un método
propio, método que nadie le enseñará, la experiencia
que le irá aportando, con el tiempo, un mayor conocimiento
de la materia le guiará en ese empeño. No obstante,
ello no quiere decir que en sus comienzos no tenga que guiarse por
las enseñanzas de personas con más conocimientos y
experiencia. En suma, debemos aprender un sistema, el que sea, siempre
y cuando nos conste su corrección por los resultados conseguidos
por nuestros maestros y sobre ese sistema, junto a otros que, sin
duda alguna, iremos conociendo, iremos haciendo uno propio que se
adapte a nosotros. No debe olvidar el principiante que no
es él quien debe adaptarse al sistema, es el
sistema el que se debe adaptar a él. El presente
trabajo tiene como única finalidad orientar al principiante
y darle unas bases sobre las que pueda ir trabajando.
Por otra parte, habrá notado el lector que
no hablamos de educación, sino de preparación.
En muchos trabajos sobre el presente tema se alude a la educación
de los canarios mediante un método de enseñanza con
maestros, práctica que razas como el Malinois
parecen necesitar para obtener las elevadas puntuaciones que consiguen
los campeones de esta modalidad (debido al enfoque que le dan sus
cultivadores), pero que en modo alguno puede hacerse extensible
a los canarios de canto españoles; hay que negar rotundamente
que nuestros canarios precisen de la educación con maestro
para desarrollar su canto y menos aún se puede decir que
el canario precise de él para realizar un canto de adulto.
La mala interpretación de las conclusiones de los etólogos,
así como ciertas doctrinas tradicionales, fuertemente
arraigadas entre algún sector de la afición, llevan
a los principiantes a un mar de dudas que les lleva a perder
un tiempo precioso en el correcto estudio de los canarios de canto.
Un buen consejo es que hagamos caso a aquellos que basan sus estudios
en los canarios, el canario no puede compararse, en lo que respecta
a su canto, con otras especies mucho peor dotadas que él
para la función canora. Más de quinientos años
de estudios y trabajo, así como la fijación genética
de tres razas de canto, internacionalmente reconocidas, son muestra
suficiente de que no podemos comparar el estudio de canarios criados
y seleccionados para el canto, durante siglos, con las observaciones
hechas sobre especies de canto rudimentario y, sobre todo, de comportamiento,
muchas veces, distinto, en sus reacciones, al de los canarios, cuyos
hábitos han ido cambiando en cautividad. Lo mismo ocurriría
si pretendiéramos comparar un estudio realizado con canarios
silvestres en libertad, con otro realizado con los actuales canarios
de canto; ¿duda alguien del cambio experimentado genética
y morfológicamente por las razas domésticas de canto
respecto a su antepasado silvestre? Sin duda que sacaríamos
conclusiones comunes, pero también notables divergencias
conductuales y genéticas provocadas por la adaptación
a la vida en cautividad y el efecto del binomio selección-mutación.
Para terminar este apartado, simplemente decir
que son bienvenidas, para el principiante, todas aquellas informaciones
que le puedan reportar conocimientos, pero antes de dar crédito
a opiniones foráneas, a lo que es la canaricultura de
canto, comprobemos que son aplicables al canario y, si no lo
son, tratemos de aprender aquello que creamos puede sernos útil,
pero nunca tomemos como dogma de fe aquello que no nos conste
objetivamente como cierto solo porque unos señores, a los
que se les presupone una mayor preparación técnica
o científica, lo digan, máxime cuando sus observaciones,
en muchos casos, ni siquiera se han realizado sobre canarios de
canto, o se limitan a dar su opinión, basada en experiencias
ajenas y que, sin duda, no se atreverían a realizar aquellos
que las hicieron, porque no se puede tratar de igual forma
lo que la naturaleza y la mano del hombre, en el caso concreto del
canario, han hecho desigual.
2. El mes de septiembre: La recta final
del trabajo del canaricultor comienza en el mes de septiembre, o,
lo que es lo mismo, cuando los jóvenes canarios van terminando
su primera muda. El final de la muda significa que los canarios
son ya fisiológicamente casi adultos, para considerarlos
como tales habrá que esperar todavía, no obstante,
a que su desarrollo hormonal culmine.
Una vez que el canario ha finalizado su primer
período de muda y ha abandonado, para siempre, su plumaje
juvenil, el desarrollo hormonal, en cierta manera paralizado hasta
ahora, se reactiva y cada día es más evidente el avance
que el repaso del mismo experimenta. El rebujo, tomando
la expresión utilizada por un compañero colegiado,
empieza a ser más comprensible para nuestro oído,
a pesar de haber estado siempre ahí, tan sólo nos
faltaba ese decodificador natural que hace que poquito a
poco el repaso se transforme en el bello y armonioso canto
del canario adulto. Mucho les queda a nuestros canarios por recorrer
todavía, pero será preciso multiplicar las horas de
observación de los diferentes voladeros, con el fin de evitar
que un canario excesivamente adelantado pueda arrastrar a sus hermanos
por una senda inadecuada que los conduzca irremediablemente a la
pajarería más cercana. En esta tarea, será
de suma utilidad vigilar a los canarios que dominan en cada voladero,
lo que resulta fácil si hemos observado los voladeros con
asiduidad. Los canarios guía, como yo los denomino,
ocupan el lugar más alto dentro de la jerarquía establecida
en esa pequeña comunidad que constituye cada voladero, es
el canario guía, o los canarios guías, si hay varios,
los que dominan a sus hermanos y los que marcan el desarrollo de
su canto. Así, si uno de esos canarios empieza a realizar
defectos, o a degenerar su canto, las posibilidades de que los demás
machos del voladero lo sigan son casi absolutas. Por ello, si observamos
que uno de ellos ejecuta variaciones no deseadas habrá que
separarlo y quizás, con un poco de suerte, hayamos conseguido
salvar al resto. Si tardamos mucho en separar esos canarios guía,
también puede ocurrir que sus hermanos no sepan seguir correctamente
la evolución de su repaso, así que, cuanto más
tardemos, los riesgos de malograr al resto de machos se multiplica.
Tampoco debemos dejar de vigilar al resto de pollos,
pues uno de los canarios que consideremos jerárquicamente
inferiores, puede estropearse y arrastrar a todos los demás,
dada la mayor facilidad que entrañan en su ejecución
los giros degenerativos y defectuosos. En resumen, debemos vigilar
a todos los canarios, pero muy en especial a aquellos que ostenten
una posición jerárquica mayor entre sus hermanos y
a aquellos que presenten una debilidad, o subdesarrollo físico
notable (los ejemplares enfermizos, así como los que se han
desarrollado deficientemente, están, generalmente, peor dotados
para el canto, ya que no son capaces de llevar a cabo una evolución
normal del mismo, lo aconsejable es separarlos cuanto antes de sus
hermanos, ya que son los primeros que suelen realizar giros defectuosos).
La observación de los voladeros en septiembre
puede facilitar, a canaricultores experimentados, una primera selección;
ya que podemos descartar algún voladero, en atención
a esas observaciones que la experiencia posibilita y que están
lejos del alcance del principiante.
De este segundo apartado cabe apuntar que el
mes de septiembre tiene que ser dedicado al control del repaso de
nuestros canarios, que empieza a ser más nítido, y
a efectuar, aquellos que estén capacitados, una primera selección.
3. El mes de octubre: La mayor parte de
los concursos de canarios de canto se celebran desde mediados de
noviembre hasta mediados de enero, con cualificadas excepciones
tanto antes como después de este periodo. En aquellas zonas
donde los concursos empiezan a mediados de noviembre se enjaula
a principios de octubre, y en aquellas donde los concursos se celebran
a partir de enero la operación puede retrasarse hasta principios
de noviembre. La mayor parte de los criadores enjaulan sus canarios,
por término medio, durante la segunda quincena de octubre,
lo que les permite un mayor margen de acción, a la hora de
competir en concursos de zonas geográficas diferentes (Existen
circuitos de concursos que comienzan en Andalucía y terminan
en el norte, lo que permite una estrecha colaboración
entre los canaricultores y sus asociaciones).
Antes de proceder a la separación en las
jaulas de concurso, debemos cerciorarnos de que nuestro material
está en condiciones y prepararnos un programa de actuación,
a esta tarea dedicaremos los primeros días del mes de octubre.
Creo que sería interesante, ya que hemos
hecho referencia al material, hacer un inciso y hablar de un tema
tan importante como es el de las jaulas de concurso. Todo principiante
se encuentra, dependiendo de la zona geográfica en que resida,
con el problema de la provisión de jaulas de concurso, las
cuales se fabrican artesanalmente y no suelen encontrarse fácilmente
en el mercado. Para hacernos con ellas tendremos que recurrir a
las asociaciones, donde seguro que nos pueden dar solución
al problema, bien directamente, bien proporcionándonos información
sobre donde conseguirlas. Existen, por lo demás, varios tipos
de jaula de concurso, tema en el que no voy a entrar, unas se ajustan
al modelo C.O.M. para canarios de canto y otras son fruto
de la escasez de las primeras, o de la tradición (jaulas
de aluminio y jaulas de madera del modelo antiguo [FOE],
estas últimas se ven todavía con frecuencia por los
concursos). Tengamos un modelo u otro de jaulas, lo importante es
que estén en buenas condiciones y cumplan con su finalidad.
Otro tema de interés, relacionado con el
de las jaulas, es el de la colocación de los palos. Según
el Reglamento de concursos de la C.O.M., las jaulas de los
canarios Roller (art. 5 del Reglamento de esa raza, aplicable
al resto de canarios de canto) deben llevar un palo en
el tercer alambre del lado de los comederos y otro en el sexto del
lado opuesto; lo mismo dispone el art. 15 del Reglamento del
Campeonato Nacional F.O.C.D.E. Tal práctica
es, en opinión de muchos canaricultores entre los que me
encuentro, contraproducente; ya que está empíricamente
demostrado que es posible hacer que un canario modere su intensidad
de canto forzándolo a adoptar una posición casi horizontal
respecto al suelo, haciendo un ángulo cuanto más agudo
mejor. Es muy difícil corregir los excesos de fogosidad canora
con los palos colocados de forma reglamentaria; aunque los aficionados
andaluces, imaginativamente, suelen poner los palos en escalera
(primer palo bajo, para que coman y beban sin tener que bajar a
la rejilla o a la bandeja, y segundo palo a altura media o alta)
los canarios propensos a los excesos que comentamos suelen cantar
en el primer palo, con el agravante de que por la posición
de éste los ejemplares adoptan posturas de canto verticales,
de ángulo casi recto, que agudizan el problema. Los palos
de la jaula deberían colocarse centrados y a una altura media,
para que si el canario adopta posturas de canto muy verticales,
que, como decimos, suelen ir acompañadas de cantos demasiado
elevados, cuando no estridentes, se le puedan subir y obligarlo
a cantar echado, con lo que el canto gana en dulzura. Hay que utilizar
las jaulas y sus elementos como instrumentos para ayudar a los canarios
a sacar el máximo partido de sus posibilidades. Sepa el
lector que hay ejemplares que están acostumbrados a cantar
en una posición incorrecta, como consecuencia de los palos,
y que cuando se les suben, adoptando una posición de canto
más horizontal, ganan en musicalidad.
Retomando el tema central del trabajo, trataremos
del lugar en el que vamos a colocar a nuestros canarios, una vez
separados en las jaulas de concurso. Dicho lugar, si es posible,
una vez trasladadas las hembras jóvenes a otro lugar (por
ejemplo, con las adultas), será el mismo en el que han pasado
los meses de voladero, cuantos menos cambios ambientales sufran
será mejor. Las condiciones medioambientales serán
las mismas que tenían en su fase anterior, estancia con buena
acústica, semipenumbra, o luz tenue, tranquilidad, higiene
extremada, una correcta y suficiente ventilación y ese aparato
de música que tanto nos ha ayudado en la tarea de segregar
acústicamente un voladero de otro. La alimentación
seguirá siendo una mezcla de alpiste, nabina y perilla (yo
utilizo 4 kg. de alpiste, 1 kg. de nabina y ¼ kg. de perilla), cuya
composición variaremos en atención a las necesidades
de cada pájaro; si va muy adelantado añadiremos más
nabina a la mezcla o semilla de adormidera y si el problema es su
retraso disminuiremos la cantidad de nabina; si es preciso, en este
último caso, procederemos a suministrarle alpiste solo y,
en ocasiones, incluso mixtura normal para canarios. Nunca utilicemos
vitaminas para adelantar a un canario, pues podemos forzar un desarrollo
insatisfactorio para nuestros fines; ni antibióticos u otro
tipo de medicamento para frenar su evolución, pues puede
acarrear nefastas consecuencias para los animalillos.
Tengamos en cuenta que el hecho de enjaular
a nuestros jóvenes canarios a una edad tan temprana
provoca que aceleremos el normal devenir de la evolución
de su repaso. La soledad anticipada a la que sumimos
a nuestros ejemplares, en condiciones naturales, no se produciría
hasta la llegada de la primavera, cuando alcanzarían la madurez
sexual determinada por la culminación de su desarrollo hormonal.
En ese momento las bandadas que han pasado el invierno juntas se
separan y empiezan los preparativos de la época reproductora.
Con la separación en jaulas individuales fomentamos un precoz
desarrollo hormonal propiciado por el asombroso desarrollo del instinto
de territorialidad, que lleva al canario a marcar su territorio,
la jaula, frente al resto de sus compañeros, que se hallan
en la misma situación. De cómo se adapte el canario
a su nuevo hogar, dependerá, en gran medida, que sea capaz
o no de desarrollar al máximo sus facultades canoras, pues
si acusa en exceso el cambio de situación pueden acontecer
una serie de circunstancias que lleven a una degeneración
de su canto. Puede ocurrir desde un estado de abatimiento físico,
que puede provocar la muerte del ejemplar, hasta reacciones que
van desde un bajón hasta una precipitación en la evolución
del canto, contraproducentes ambas para el mismo.
Debemos retrasar lo máximo posible la
fecha de separación, ya que ese enjaulamiento antinatural
al que sometemos a nuestros pájaros puede desembocar en la
aparición de giros degenerativos como consecuencia de la
precipitación del canario a la hora de fijar las diferentes
variaciones que componen su canto. Es muy frecuente que un ejemplar,
al querer adelantar en exceso la realización de un giro,
no llegue a combinar bien las diferentes consonantes y vocales que
en él intervienen y ante esa situación improvise consonantes
de más fácil ejecución, como por ejemplo la
ch. Un consejo útil, para el principiante,
es que no intente preparar sus canarios para un concurso
determinado, sino participar en aquellos concursos que más
se adapten a la evolución del canto de sus ejemplares, de
no hacerlo así corremos el riesgo de que el canto
de nuestros canarios degenere o se recorte en exceso. Hay suficientes
concursos en nuestro país como para no tener que hacer depender
nuestro plan de trabajo de uno solo, aunque sea el de nuestra ciudad.
Es primordial intentar que la evolución del repaso de
nuestros canarios se realice pausadamente, bastante los hemos adelantado
ya al proceder a su separación en las jaulas de concurso.
Hay diferentes formas de colocar, o situar, las
jaulas de concurso. Se puede utilizar un armario especialmente diseñado
para tal fin, transformar las baterías de cría en
armarios quitando los frontales, utilizar transportines en lugar
de armarios, e incluso colgar las jaulas, simplemente en una pared,
mil y una formas, para todos los gustos y para cualquier lugar (desde
una habitación hasta un balcón, o terraza). Este es
un punto que depende exclusivamente del sitio que disponga cada
criador, como he indicado más arriba, hay que adaptar el
método a nuestras posibilidades y no al contrario.
Por último, a la hora de separar los jóvenes
machos, hay que asegurarse de que han finalizado por completo la
muda. Es interesante que realicemos esta operación [la separación]
gradualmente, atendiendo principalmente a dos factores: la edad
y el desarrollo; y las fechas de los concursos. Cuando dispongamos
de un número elevado de machos y los concursos en los que
pretendamos participar tengan fechas poco próximas, es conveniente
que separemos los canarios gradualmente, en relación al grado
de desarrollo de su canto, para poder tener diferentes lotes con
los que competir en cada uno de ellos, sin tener que adelantar,
o atrasar la evolución del repaso.
Distribuiremos los canarios por lotes de hermanos,
si los hemos tenido así separados en la fase de voladero
y si no lo hemos hecho así y los hemos tenido todos juntos,
por semejanza de canto. Entre los canarios que tengan un mismo
repaso, haremos una selección atendiendo a las características
de sus voces, en especial al tono. Cada lote estará ubicado
en un estante, o transportín diferente y si se tiene sitio
suficiente incluso podemos poner cada familia o grupo en habitaciones
separadas. Recomiendo dejar una habitación reservada para
los ejemplares dudosos o para aquellos que sospechemos que no evolucionan
por la dominancia canora de sus hermanos o de otros grupos familiares
(esto puede ocurrir incluso en casos en los que la barrera acústica
de la radio o el efecto voladero han funcionado y cada grupo desarrolla
un canto diferente; un grupo de canto diferente pero más
fuerte inhibe el desarrollo de otro de canto más débil.
Procuremos que los grupos de canto más fuerte se hallen en
los lugares más bajos y observemos atentamente la evolución
de cada grupo).
4. Un período crítico: Como
hemos indicado repetidamente, a lo largo del punto anterior, el
hecho de introducir a nuestros canarios en jaulas individuales,
como requiere la práctica de la canaricultura deportiva,
supone adelantar la evolución de su canto, para que madure
a tiempo de poder competir en los concursos. Es por ese motivo por
el que las primeras semanas en las jaulas de concurso son cruciales
para el éxito o fracaso de nuestras aspiraciones deportivas.
Dependiendo de la capacidad de adaptación de nuestros ejemplares
a la situación descrita, su repaso evolucionará
en un sentido u otro. El hecho de que debamos procurar que las circunstancias
medioambientales no varíen, respecto a la fase de voladero,
se debe a esa labor de procurar, que dentro de lo que cabe, el canario
no acuse en exceso el cambio de situación. Así, si
quitamos luz, el canto de nuestros canarios sufrirá un considerable
bajón, que puede propiciar un canto recortado y bajo de tono
e intensidad, si por el contrario, aumentamos demasiado la luz,
propiciaremos un mayor adelantamiento en la evolución que
puede desembocar en cantos con giros degenerativos y, posiblemente,
tendentes a la estridencia. Una práctica aconsejada por algunos
criadores, en aras de lograr una mejor aclimatación, es dejar
que los canarios se puedan ver durante los primeros días
de separación individual, no colocando las chapas o separaciones
entre las distintas jaulas. Yo recomiendo no colocar separaciones
entre las jaulas hasta que veamos que los canarios se molestan entre
sí (hecho que suele producirse entre los siete y los catorce
días de enjaulamiento, como media), momento en el que se
hace más patente la territorialidad e indicio de una mayor
madurez canora de los ejemplares; con lo que evitaremos, además,
que los ejemplares más retrasados y que van a rueda
de sus hermanos pierdan comba de forma brusca y no sepan
proseguir la evolución de su canto sin el apoyo de éstos.
De todo lo dicho, el lector puede deducir
que en el manejo de los canarios de canto tanto el exceso como el
defecto provocan situaciones perjudiciales, difícilmente
susceptibles de ser solucionadas, una vez que se producen, por el
criador.
El período crítico al que
nos referimos, es el de la maduración forzada que
tienen que llevar a cabo los jóvenes canarios hasta conseguir
cerrar canto, o, lo que es lo mismo, la realización
del canto de un canario adulto, a lo que se añade la exigencia
de acomodarse a ese patrón artificial denominado
Código de canto, creado por el hombre para modelar
el canto de los canarios bajo las cualidades musicales de ritmo,
armonía y melodía. El tiempo que tarda el canario
en cerrar canto oscila entre mes y medio y dos meses, dependiendo
de las características de cada línea de canto, en
particular, la mayor o menor complejidad de las variaciones que
pretende fijar y de las circunstancias medioambientales, entre las
que el hombre, sus aciertos y sus equivocaciones, ocupan el primerísimo
lugar. Hay muchos canarios que potencialmente son auténticos
campeones y que no alcanzan tal categoría, a la que genéticamente
estaban destinados, por las torpezas de sus criadores. En suma,
las atenciones que dedicamos a nuestros canarios son definitivas,
para bien o para mal, a la hora de obtener buenos resultados en
la cría y preparación deportiva de los canarios.
Hay que ser muy cauteloso con el entrenamiento.
Hasta pasadas dos semanas del enjaulamiento no debemos sacar a nuestros
ejemplares, del lugar donde se encuentren, para cantar, y hasta
que cierren canto no debemos sacarlos más de una vez a la
semana. La práctica de sacar todos los días a los
ejemplares a cantar supone precipitar la evolución del repaso;
la preparación y entrenamiento tenemos que dejarlos para
ese momento en el que, si bien sigue evolucionando su canto, ya
no se corren riesgos de que giros en proceso de formación
degeneren. El entrenamiento, al que dedicamos un punto más
adelante, debe llevarse a cabo con canarios que realicen ya un canto
sumamente avanzado, en el que se dejen notar los diferentes giros
que lo van a componer, pero al que le falta todavía la tonalidad,
la intensidad y el colorido del timbre de voz que adquirirá
en pocos días o semanas. El canto del canario sigue un ciclo,
la habilidad del criador está en saber hacer llegar a sus
ejemplares a los concursos en el punto de mayor esplendor, pues
a partir de entonces, la mayoría de los canarios, empiezan
a mostrar síntomas de celo y el canto empieza a perder musicalidad
(ritmo, armonía y melodía), a medida que va
ganando decibelios, como forma de demostrar su virilidad y con el
fin de atraer a las hembras, al tiempo de avisar a los otros machos
de su presencia.
Hasta que llegue ese momento, en el que podamos
ir sacando los diferentes lotes de sus estantes, o transportines
para escucharlos e ir aclimatándolos a los cambios de lugar
y a la presencia de otras personas, debemos escuchar y controlar
a los canarios, sentados frente a ellos, para poder ver cuáles
y cómo cantan, separando aquellos que demuestren una inferioridad
en su aptitud para el canto y haciendo lo necesario para que el
resto se desarrolle en las mejoras condiciones (tengamos presente
que, tanto en el voladero como en las jaulas de concurso, antes
de que el canario alcance un canto nítido, pasa por distintas
fases en el proceso de plasmación de su patrón
innato en una melodía y hay días que apunta gran
calidad y otros en los que destaca una aparente mediocridad,
que desilusiona al criador. No confundamos estas fluctuaciones,
propias del repaso, con el proceso de recortamiento, o degenerativo,
continuado que experimentan esos canarios a los que es necesario
separar, una cosa son los cambios propios del canto en período
de formación, que se producen intermitentemente, o de forma
ocasional, y otra esos cambios continuados que se hacen día
a día más patentes). Si hay ejemplares que necesitan
una alimentación diferente (vid. referencia anterior sobre
la mezcla) deberemos suministrársela, si hay cambios bruscos
de temperatura, que puedan perjudicar a las voces de nuestros pequeños
tenores les suministraremos, por ejemplo, agua de regaliz,
o palo dulce, como se le conoce en algunas regiones, para
prevenir problemas vocales y respiratorios que pueden perjudicar
tanto su aptitud para el canto, como la realización de las
variaciones que conforman su repertorio (está más
que demostrado que los resfriados, u otras enfermedades de las vías
respiratorias, son la causa de que muchos canarios se malogren y
de la emisión, en alto número de casos, de giros nasales,
así como de las temidas afonías; azote de la canaricultura
de canto a lo largo de toda su historia). Incluso hay quien les
da, como es mi caso, una pequeña bizcochera de pasta de huevo
y miel una vez a la semana; bizcochera en la que, si es preciso
(en caso de ejemplares de canto precipitado o excesivamente adelantados),
podemos añadir las semillas de adormidera, solas o en la
proporción que consideremos adecuada junto a la pasta, en
lugar de aportarlas a la mezcla de alpiste, nabina y perilla. En
resumen, debemos estar pendientes de todas las necesidades que estos
singulares estudiantes alados puedan precisar para poder
sacar el máximo partido de sus condiciones innatas
para el buen canto. A modo de recordatorio, tengamos presente que
el fenotipo, o conjunto de caracteres perceptibles por nuestros
sentidos, es el resultado de la incidencia sobre el genotipo, conjunto
de caracteres que un ejemplar ha heredado de sus progenitores
y que puede transmitir a su descendencia, de los factores medioambientales.
De nada sirve tener un plantel de ejemplares de alta calidad,
genéticamente, si luego no somos capaces de propiciar las
condiciones precisas para que aflore.
5. Ejemplares que manifiestan una carencia de
facultades (Giros defectuosos y canto excesivamente pobre y
recortado): La esencia de la canaricultura deportiva es la
mejora de las distintas razas de canarios. Para ello existe una
serie de Códigos y Reglamentos, que recogen las características
que deben tener los ejemplares de una u otra variedad. El camino
para llegar a la ansiada y utópica perfección es la
selección zootécnica, mediante la cual eliminamos
los ejemplares que no se ajustan al estándar de la
raza y nos centramos en el trabajo de los considerados aptos para
llevar a cabo nuestro objetivo, ya sean los concursos o la reproducción,
con posterioridad a los mismos.
A lo largo de la temporada, desde que empezamos
la cría hasta que van a empezar los concursos, la selección
debe hacerse en tres estadios:
- Separación de los ejemplares con taras
físicas.
- Separación de aquellos ejemplares que
no se ajustan, por el motivo que fuere, al estándar de la
raza que cultivemos.
- Separación de los ejemplares que muestran
una carencia de facultades para la función canora.
Los ejemplares de los dos primeros grupos, en teoría,
habrán sido desechados ya en fases anteriores, por ello en
este apartado solo se hace referencia a los terceros. Hay que distinguir
de entre los canarios que hemos ido separando paulatinamente y que
se hallan en este grupo, aquellos que realizan giros defectuosos
y aquellos que, sin realizar ese tipo de giros, presentan un canto
de pobre repertorio, de los que decimos que están recortados.
Si no disponemos de mucho sitio, lo normal es que estos canarios
estén ya en pajarerías, o en las casas de algún
amigo o conocido. No obstante, si tenemos sitio de sobra, cosa infrecuente
hoy en día, podemos ubicarlos en otra/s habitaciones para
seguir su evolución y hacer pruebas.
a) Ejemplares con giros defectuosos o negativos.
El criador de canarios de canto debe permanecer
atento y demostrar su sensibilidad musical a la hora de la detección
de giros defectuosos o negativos en el canto de sus ejemplares.
En efecto, giros defectuosos o giros negativos, ya que no todos
los giros defectuosos son penalizados como negativos, su ejecución
simplemente resta puntuación a la hora de hacer la valoración
de cada pasaje por el juez; la emisión de giros defectuosos
incide en la calidad conjunta de una serie de giros encuadrables
en un mismo apartado de la planilla de enjuiciamiento.
Cabe distinguir, dentro de estos giros, en atención
a su naturaleza tres tipos:
- Giros propios: Son aquellos que
se integran en el patrón innato del canto de nuestros
ejemplares y cuya realización se debe a una predisposición
genética. Este tipo de giros suele manifestarse ya durante
la fase de voladero, a partir de los dos meses de edad y son los
primeros, por regla general, que suelen hacer acto de presencia.
- Giros adquiridos (copiados): Son aquellos
giros que el canario realiza al haberlos escuchado a otros ejemplares
y que ha asimilado en su canto. Pueden aparecer en cualquier momento
del desarrollo del repaso y, por lo común, desaparece el
riesgo cuando el canario cierra canto. En muchas ocasiones
este tipo de variaciones son copiadas por ejemplares que enviamos
a concursar antes de haber culminado la evolución de su canto.
- Giros degenerativos: Son aquellos giros
que aparecen en el canto como consecuencia de una carencia de facultades,
de origen vario, en la plasmación de un giro que entraña
en su ejecución una cierta complejidad y que se traduce en
la sustitución del texto fonético original por otro
de mayor facilidad, que suele propiciar giros sordos, carentes de
musicalidad, que rompen la melodía intrínseca deseable
en el canto del canario. Un claro ejemplo lo representa la profusión
de giros pronunciados con la consonante ch, que sustituye
a las consonantes originales de mayor complejidad y musicalidad.
Las causas de aparición de estos giros son muy variadas:
enjaulamiento precoz; precipitación forzada de la evolución
del repaso; dejadez por parte del criador en las atenciones
debidas a los canarios (control de los distintos factores medioambientales);
etc., etc.
Podemos hablar, a parte de los anteriores, de un
origen de naturaleza patológica, sobre todo enfermedades
de las vías respiratorias, que incide en la aparición
y fijación en el repaso de giros defectuosos. Si tratamos
a nuestros ejemplares a tiempo, no debería producirse la
degeneración del giro, si, por el contrario, no lo hacemos,
el giro puede degenerar y, a pesar de la desaparición de
la enfermedad, quedar fijado en el canto. Muchas nasales y rascadas
se deben a estados patológicos que el criador no ha detectado
a tiempo.
Cabe hacer una escueta referencia, dentro de este
apartado dedicado a los giros defectuosos, a las voces defectuosas,
o, dicho de otra forma, a esos fenómenos que afectan a la
emisión sonora del canario de forma generalizada. Desde siempre,
la mayor plaga que ha sacudido a los cultivadores de canarios
de canto, ha sido la afonía (propiamente dicha, o
leve, bajo la nomenclatura de voz tomada), a ella se han
unido en los últimos tiempos la gangosidad que aquejan
muchos canarios y la voz rozada, cascada o aguardentosa.
Sus causas de aparición son, principalmente, de origen genético
(cruces mal confeccionados que se traducen en órganos de
canto defectuosos) y de origen patológico. Contra las que
tienen origen genético no hay nada que hacer, tan solo procurar
no utilizar ejemplares sospechosos de transmitirlas en la cría.
Las que tienen un origen patológico tienen difícil
tratamiento, pero cabe la posibilidad de que desaparezcan a la vez
que la enfermedad que las propició. El agua de regaliz es
un buen remedio si la afección no es de mucha gravedad, en
el resto de los casos habrá que acudir a la experiencia propia
o de otros canaricultores y, en último extremo, acudiremos
a un veterinario para que nos prescriba un tratamiento adecuado
para la enfermedad de origen.
Ya hemos dicho que no es lo mismo hablar de giros
defectuosos que de giros negativos, a pesar de que ambas categorías
se encuentren irremediablemente unidas. No todos los giros defectuosos
son negativos. Para saber cuáles son los giros negativos
de cada raza de canarios hay que acudir a su código de
canto.
A lo largo de las líneas precedentes, hemos
visto que en algunos casos los giros defectuosos son susceptibles
de ser corregidos, o, al menos, atenuados, dependiendo de su causa
de origen. Cuando esto no es posible el canaricultor debe descartar
a los ejemplares en cuestión no solo de la participación
en concursos sino también de la reproducción.
b) Canto excesivamente pobre y recortado.
Desgraciadamente, suele ocurrir que algunos ejemplares
desarrollen un canto excesivamente pobre y recortado, bien por una
carencia de facultades, bien por factores externos, tales como la
copia o la incorrecta actuación del criador (por ejemplo,
tapar los canarios antes de que cierren canto). No debemos
confundir a estos ejemplares con aquellos otros que recortan
su canto cuando están a punto de cerrarlo, o con posterioridad
a haberlo hecho, ya que, a pesar de que en ocasiones las causas
coincidan, la explicación resulta imposible de hacer en la
mayoría de las ocasiones, pues hay canarios que sin causa
aparente empiezan a encerrarse en una parte de su repertorio,
en detrimento de la otra, y ya no es posible hacer nada para remediarlo.
Nos referimos únicamente a esos pollos que a lo largo de
la evolución de su repaso nunca han mostrado facultades,
a pesar de no tener giros defectuosos o negativos, para realizar
un canto rico y variado.
La conducta a seguir en estos casos, si tenemos
sitio, es dejarlos en una habitación independiente y ver
su evolución al cambiar los factores ambientales y/o la alimentación.
En ocasiones, como ya he apuntado, se trata de ejemplares que no
han desarrollado su canto por la influencia canora de otros canarios,
del mismo o de diferente grupo familiar, y al separarlos y como
por arte de magia empiezan a desarrollar su canto. Muchas veces
yo mismo he tenido que desechar ejemplares por falta de sitio y
cuando los he oído, al cabo del tiempo, en casa de los amigos
o familiares a quienes se los había regalado me ha sorprendido
su canto.
6. Confección de los equipos: Uno
de los momentos más bonitos y complejos, de la preparación
deportiva de los canarios de canto es, sin ningún género
de dudas, la confección de los equipos. Los equipos, como
el lector conoce, son lotes de cuatro canarios de canto similar,
en repertorio o registro tonal, que se valoran en atención
a la suma de las puntuaciones de cada uno de los ejemplares por
separado y al grado de armonía existente entre sus cantos.
La habilidad de hacer un buen equipo depende, en buena medida, de
la sensibilidad musical que tengamos, ya que, por encima de reglas
y sistemas, debemos atender a lo que nuestro oído dictamine.
Los equipos saldrán, en principio, de aquellos
lotes de ejemplares que hemos situado juntos al separarlos en jaulas
de concurso (vid. supra punto 3, in fine). Normalmente,
los canarios que forman un equipo realizan un mismo repertorio,
pero en ocasiones no ocurre esto. Dos son, principalmente, los motivos
por los que se confeccionan equipos con ejemplares de canto diferente.
El primero de esos motivos es no poseer al menos cuatro canarios
que canten igual, lo que suele ocurrir en los criaderos donde se
separaran los ejemplares en diferentes voladeros por hermanos, no
todas las parejas dan más de tres machos. El segundo motivo
es la originalidad de algunos criadores que, en aras a su gran sensibilidad
musical, buscan en los equipos combinaciones canoras más
complejas que las que se consiguen con los equipos tradicionales,
que en ocasiones pecan de un exceso de monotonía. Además
hay canarios que, por sus características particulares,
no pueden integrarse en un equipo tradicional, ya que, a pesar de
su calidad individual, al cantar los cuatro ejemplares no sólo
no existe la armonía necesaria sino que también, y
como consecuencia de ello, la calidad individual parece disminuir
y resulta perjudicada la valoración particular de cada uno
de los ejemplares. Se trata de equipos en los cuales los
ejemplares no conjuntan sus melodías armónicamente
y se produce un sonido embarullado y monótono.
También hay ejemplares que tienen uno o varios giros que
destacan por encima de los otros, por diferentes motivos, y que
cuando se hace un equipo con cuatro de ellos parece que estén
repitiendo continuamente esos giros (un claro ejemplo de lo dicho
son los ejemplares que realizan el giro campana, sobre todo
en variación conjunta con floreo de onomatopeya tilon).
Conviene también tener ejemplares de reserva
para el caso de que uno de los cuatro elegidos enferme o muera,
si bien esto dependerá del número de ejemplares que
tengamos compatibles con los del equipo en cuestión.
Si debemos desechar los ejemplares defectuosos,
esa exigencia se multiplica en el caso de los canarios destinados
a formar un equipo, en el que debe primar la armonía, la
cual se rompe cuando en el canto de uno o varios ejemplares hay
un giro negativo o defectuoso.
Un problema interesante lo representa la colocación
de los ejemplares dentro del equipo. Los ejemplares se colocan verticalmente,
una jaula encima de la otra, siendo la jaula más alta la
que lleva la primera letra o número:
A 1
B 2
C 3
D 4
Esta colocación es la establecida para
los canarios Roller y Timbrado, la del Malinois
es la siguiente:
A C
B D
Hay infinidad de teorías que tratan sobre
la colocación de los ejemplares dentro de la estructura referida,
cada una de ellas, no obstante, busca conseguir un mismo objetivo:
lograr que el sonido sea uniforme y que el acoplamiento entre
los cantos de los integrantes del equipo sea perfecto, en suma,
que el equipo tenga una armonía plena. Vuelvo
a defender que, por encima de cualquier teoría, es la sensibilidad
musical del criador, la que en cada caso concreto nos guiará.
La colocación se realizará empíricamente, escuchando
los canarios y corrigiendo las posiciones sobre la marcha. Con todo,
decir, que la mayoría de los canaricultores colocan al ejemplar
de canto más fuerte en la posición más baja,
pues de colocarlo en otra posición perjudica notablemente
a sus compañeros, se impone a ellos y rompe la armonía
del conjunto, cuando no provoca la inhibición canora de sus
compañeros.
Frente a la modalidad de equipos tenemos la individual.
Los canarios que compiten en esta categoría suelen ser los
mejores de cada criadero, no obstante, hay criadores que prefieren
utilizar sus mejores ejemplares en la confección de equipos,
al considerar más meritoria, deportivamente la competición
en esa modalidad.
Hoy en día, muchos concursos incluyen
en sus reglamentos un artículo que posibilita que los canarios
de aquellos equipos en los que no hayan cantado los cuatro ejemplares
pasen a la modalidad de individuales. Es una norma que pretende
evitar que canarios de gran calidad se queden sin la merecida recompensa
del premio, solo porque alguno de los integrantes del equipo en
el que estaban incluidos falló. ¿En cuántos concursos
no se da el contrasentido de que quedan sin premiar ejemplares,
incluidos en equipos que fallaron, que tienen mayor puntuación
que aquellos otros que ganaron los premios individuales? Una vez
que el equipo falla, como tal, los ejemplares que lo integran pierden,
en donde no rige la referida regla, toda posibilidad de conseguir
premio, salvo el Gran Premio, valga la redundancia, en concursos
donde es otorgado al canario de mayor puntuación del concurso.
7. Entrenamiento y preparación: El
entrenamiento o preparación de los canarios de canto, como
ya se ha apuntado con anterioridad, debe comenzar cuando estos han
cerrado canto, o, al menos, están a punto de hacerlo.
Es preciso, antes de entrar más a fondo en el asunto, que
hablemos sobre la práctica de tapar los canarios con una
cortina. La mayoría de los criadores basan, o creen que es
así, el entrenamiento en el hecho de quitar luz a sus ejemplares
mediante una cortina, que se coloca a una distancia prudencial de
las jaulas de concurso, estantes, transportines, u otros lugares
en los que aquellas estén situadas, con el fin de no perjudicar
la ventilación y evitar problemas con las voces de los canarios.
El contraste entre la oscuridad o semioscuridad y la luz, cuando
se sacan de su ubicación para ser escuchados, incita a cantar
a los canarios. La utilización de cortina, tapar los
canarios, es una práctica, como todo lo referido a la
canaricultura de canto, que debe realizarse con sumo cuidado, ya
que si tapamos a los canarios antes de que éstos hayan cerrado
canto, lo único que conseguiremos será atrasarlos
más e, incluso, hacer que recorten su repertorio o tengan
una tonalidad e intensidad de canto excesivamente pobres. Uno de
los errores más frecuentes del canaricultor principiante
es, precisamente, tapar demasiado pronto a sus ejemplares.
Pero tapar los canarios no es imprescindible para
seguir un entrenamiento correcto de nuestros canarios. En efecto,
teniendo los ejemplares bajo las condiciones ambientales que hemos
tratado, éstos están sumidos ya en una semioscuridad
o semipenumbra suficiente para que al sacarlos, la luz del lugar
donde los escuchemos sea suficiente para hacerlos cantar. Además,
y a pesar de que jugar con la luz es indudablemente un método
válido, en principio, para hacer cantar a nuestros canarios,
si hemos seguido una observación continuada de los mismos
y están acostumbrados a nuestra presencia, bastará
con el hecho de sacarlos para que el mero instinto de territorialidad
les incite a cantar. La evolución gradual del canto del canario,
que defendemos, hace que no sea necesario tapar los canarios más
que en el caso de que culminen su evolución en fechas demasiado
tempranas a las del concurso y para evitar que se encelen demasiado.
La cortina debe ser utilizada como un instrumento a la hora de conservar
el canto ya hecho de los canarios que, de otra forma,
corren serios riesgos de no llegar en plenitud de facultades a los
concursos, como consecuencia de la evolución descendente
en calidad que conlleva el declive del ciclo del canto.
Hasta que llegue el momento en el cual los ejemplares
estén en condiciones de empezar a ser entrenados nos limitaremos
a sentarnos enfrente del lugar donde los tengamos y escucharlos
a medida que van cantando, no debemos escuchar todos de vez sino
centrarnos en uno o varios ejemplares para evitar volvernos locos
y poder realizar una observación satisfactoria. Si es posible,
esta operación la haremos, de vez en cuando, en compañía
de otra u otras personas, para que los canarios se acostumbren plenamente
a la presencia humana y tomen la confianza suficiente.
Una vez creamos que ha llegado el momento de iniciar
la preparación, comenzaremos a sacar los canarios por lotes,
por individuales o por equipos. Deberemos utilizar para ello una
habitación silenciosa y con buena acústica (recordemos
al maestro de maestros, Antonio Drove Aza,
cuando escribía acerca de la importancia de la estancia en
la que se escucharan los canarios y lo mucho que podía influir
en la audición y en la impresión causada por los mismos,
ya que la calidad de los ejemplares podía ser exagerada o
disminuida dependiendo de las condiciones acústicas de la
habitación. Este es el fundamento de la capital importancia
que se da en los concursos a la habitación destinada al enjuiciamiento).
Utilizaremos preferiblemente luz eléctrica, la utilizada
en los concursos, ya que la luz solar, en algunos casos, excita
demasiado a los canarios y no realizan su canto con la serenidad
deseable para apreciar la calidad del mismo. Las jaulas de concurso
se colocarán en una mesa, una encima de otra, y sobre la
más alta colocaremos una tablilla o cartón, para impedir
que el ejemplar ubicado en ella reciba más luz que sus compañeros,
este detalle, aparentemente sin importancia, es fundamental para
la correcta audición de los canarios, ya que en caso contrario
el ejemplar de arriba, con más luz, cantará más
excitado y molestará a los otros, pudiendo llegar a mermar
o romper la armonía del conjunto. Las primeras veces que
saquemos a nuestros canarios, éstos, generalmente, se mostrarán
desconfiados por la novedad de la situación, empezarán
a saltar nerviosos de un palo a otro y se llamarán los unos
a los otros. Superado ese desconcierto inicial comenzarán
a desarrollar su repertorio canoro. No debemos preocuparnos si no
cantan las primeras veces que los saquemos, en cierta forma es normal,
hay canarios que necesitan más tiempo que otros para romper
a cantar en nuestra presencia. La mayoría de los criadores
saca todos los días a la mesa sus canarios durante quince
o veinte minutos, el tiempo dependerá de cada caso concreto
(tener a los canarios cantando durante demasiado tiempo, o sacarlos
demasiadas veces al día, hace que se acelere el estado de
celo). Hay líneas, por contra, en las que sacar todos los
días a los ejemplares es contraproducente, sobre todo cuando
llegan a la cima de su ciclo de canto; en este segundo caso los
ejemplares son sacados a cantar cada dos ó tres días,
e incluso menos, intensificando el entrenamiento los días
previos al concurso. Un canario bien entrenado desde el principio
no precisa ser sacado a la palestra todos los días
para cantar delante del juez el día del concurso, los hay
que después de semanas sin ser sacados, por diferentes circunstancias,
basta con un par de días de entrenamiento para que canten
cuando nosotros queramos.
Un signo que nos permite apreciar, en muchos casos,
si los canarios van a cantar cuando los sacamos es la actitud que
adoptan, si están tranquilos las posibilidades de que canten
son muchas, si por el contrario saltan de un palo a otro nerviosos
y excitados, piando y moviendo las alas, no cantarán y si
lo hacen lo harán de forma precipitada y entrecortada.
Sobre qué momento del día es el más
adecuado para sacar los canarios a cantar, éste dependerá
del tiempo que tengamos y de cuándo lo tengamos. Lo ideal
es sacarlos entre las nueve de la mañana y las ocho de la
noche, horario en el que se desarrolla el enjuiciamiento en los
concursos. No tenemos por qué sacar los canarios todos los
días a la misma hora, de hecho tenemos que tenerlos acostumbrados
a cantar a cualquier hora y en cualquier lugar. Son pocos los concursos,
aunque alguno hay, en los que se permite al criador elegir la hora
en la que sus canarios tienen que pasar por la mesa de enjuiciamiento.
Un último consejo si llevamos nuestros canarios
en mano al concurso y los entregamos a la organización justo
antes del enjuiciamiento: no limpiar las jaulas, ni cambiar la comida
ni bebida antes de llevar los canarios al concurso, no vaya a ser
que cuando salgan a la cabina les de por ponerse a picotear el fondo
de la jaula, por comer, beber e incluso bañarse. Y si los
llevamos en el maletero del coche y la distancia a recorrer es larga,
cuidado con la temperatura y la ventilación, pues les puede
afectar a la voz.
Si seguimos lo dicho en los párrafos
anteriores, u otro método válido, salvo imponderables,
nuestros canarios cantarán cuando llegue el crucial momento
de pasar por la mesa de enjuiciamiento.
© Miguel
Angel Martín Espada
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