Progresos del canario del país y timbrado
español
Por José S. Rico Núñez
Revista Pájaros, 1968
Ha pasado mucho tiempo; casi veinte años
desde que un grupo de entusiastas canaricultores se reunieron para
confeccionar un Código para juzgar los canarios del país
en los concursos.
Antes de este intento de codificar el canto del
canario que nos ocupa, esta labor de enjuiciamiento se realizaba
de una manera empírica. Se premiaba al canario que más
cantaba, al que tenía la voz melodiosa o bien al que más
gustaba al juez. Nunca de una manera reglada, clara, concisa y preestablecida,
como actualmente se hace. No debemos olvidar en este momento al
canaricultor (que hizo posible este Código; me refiero a
don Alejandro Garrido, que presidio y enfocó las discusiones
y trabajos para llevar a buen fin la realización del referido
Código.
Entonces, a partir de este momento, los concursos
de timbrado fueron algo serio y formal, reglamentado. Del empirismo
se pasó al dominio del canto del pájaro, con expresión
del valor en signos aritméticos de cada nota que el pájaro
emitía. Los concursos de "canto timbrado" empezaron a tener
el auge y la brillantez que podían tener con los ejemplares
de aquella época. Fue la primera selección seria que
se realizaba desde nuestra guerra civil.
No olvidemos ni por un instante que los cultivadores
de este canario (de aquel entonces) no disponían más
que de contados ejemplares puros; la mayoría eran mestizos
de otras razas. El material básico para la cría y
el concurso no era bueno. El "primitivo Código" fue elaborado
con "pájaros delante"; con los mejores canarios del país
que había entonces.
Este canario, aunque no perfecto, por el contrario
muy imperfecto, tenía en cambio algunas buenas cualidades:
alegría en su repertorio, metalicidad de voz, buena dicción
y, sobre todas sus cualidades, la buena reproducción, su
fácil proliferación.
Las cualidades indicadas hicieron que se fuera
imponiendo paulatinamente sobre otras variedades que habían
comenzado con mejor base y más pureza de raza en su origen.
Al aumentar el número de criadores y, a su vez, el de pájaros
anillados anualmente; al celebrarse más concursos en España,
obligó a una nueva selección en la calidad de los
productos. Ya cualquier aficionado apreciaba la diferencia de calidad
entre un "buen timbrado" y un "timbrado de los primeros tiempos".
Los aficionados se capacitaban en la interpretación
del canto mediante revistas (que eran varias), exigiendo, por tanto,
mejores ejemplares para sus criaderos.
A su vez el Sindicato Nacional de Ganadería
y las sociedades canaricultoras crearon sus jueces expertos, y,
finalmente, mediante unas gestiones llevadas a buen término
por una de estas sociedades ornitológicas privadas, concretamente
la F.O.E., el Código primitivo, ligeramente retocado, fue
reconocido internacionalmente. Ya tenemos buenos timbrados. Ya es
reconocido internacionalmente nuestro canario. Ya se puede competir
dentro y fuera de España como cualquiera de las otras razas.
Todo un éxito. Un esfuerzo gigantesco por parte de todos.
Pues bien, el mayor avance viene después, rápido,
tan rápido que aquel Código Internacional, el actualmente
en vigor, no nos sirve en la actualidad, se nos ha quedado pequeño.
No nos sirve para juzgar al ejemplar excepcional que de vez en cuando
nos ponen delante para juzgar en un concurso. Por suerte, estos
ejemplares excepcionales van siendo muy frecuentes.
Intentaré explicarme: Con el vigente código
podemos juzgar con equidad y Justicia el 80 por 100 de los timbrados
de un certamen, pero hay un 20 por 100 de canarios que no tienen
planilla para reflejar lo que han cantado. Esto que afirmo no es
nada nuevo ni personal, pero es una inquietud de superación
en la mejora de la raza que no puedo renunciar a exponerla.
Muchos expertos han escrito sobre este tema, sacando
muy diversas conclusiones. Así, Cayetano Pérez Manso,
de Oviedo, en el número 16 de "Pájaros" de agosto
1961, dice: "La perfección del canto del timbrado actual
exige la reforma del código", y sigue: "Los canarios de Oviedo
no fueron destacados antes porque aun teniendo un bonito conjunto
de 'los llamados "floreos" y notas compuestas, carecen de algunas
notas que aunque de baja puntuación, influyen en la calificación
final, dándose el caso de resultar premiados otros pájaros
que a pesar de tener un canto más vulgar, están seleccionados
con arreglo al referido Código en vigor.
José Lacomba (Madrid), en el número
17 de "Pájaros" de octubre de 1961. Dice: "Cualquier reforma
del Código en vigor para juzgar canto timbrado debe meditarse".
Y sigue diciendo; ''Es cierto que cada año vamos oyendo pájaros
de canto más bello, con notas distintas a las primitivas".
''Canarios timbrados que ya no dicen el "chau-chau" ni el "piau-piau";
pero porque existan algunos de estos pájaros, ¿hay motivo
para desechar un Código?"
Santiago Ruíz Ruiz (Madrid). En el número
15 de "Pájaros" de junio 1961. Dice: Superación del
canto del canario del país. ''Hay otro problema aún
mayor que esta actitud parcial. Se trata del Código vigente
para Juzgar canarios del país. El que actualmente tenemos
en vigor está fuera de uso, cuando tenemos que juzgar algún
ejemplar de categoría".
Ahora digo yo: No creo actuemos con Justicia en
un certamen cuando con el actual Código en la mano no tenemos
más remedio que puntuar notas de fácil emisión
como son el "chau-chau" y "piau-piau" vulgares (sin modulación)
o la monótona castañuela moderna; pues la buena, la
limpia, antigua de buenos pájaros timbrados... ya hace años
que no se oye. En contra de ésto, a un buen timbrado que
emite cinco o seis cloqueos de pájaro silvestre no podemos
puntuarle más que uno; el mejor emitido.
Referente a la forma de emisión de estas
notas, que personalmente no juzgo de mérito a las que anteriormente
hice mención en boca del señor Lacomba, he de decir
que los actuales "campeones de pega" emiten un "chau-chau" y un
"piau-piau" inexpresivo y monótono, pero, sin embargo, considero
de mérito y debe ser puntuable la referida nota modulada
o en nota lenta, tal como lo dicen multitud de canarios timbrados
asturianos. No olvidemos que esta nota ha sido la base de discusión
de nuestros detractores y siempre nos han negado calidad a los canarios
que la hacían, debido sin duda a no haber oído la
referida nota en su verdadera belleza y bien realizada.
A continuación inserto un modelo de planilla
facilitada por un canaricultor asturiano, que a su vez es un juez
experto en la modalidad y dotado de una gran inquietud por la selección
y el perfeccionamiento de nuestra raza.
De la simple observación de este proyecto
de planilla se destacan los siguientes interesantes hechos:
1.º Vuelven a aparecer en las planillas las "llamadas".
Nota con la que el pájaro nos avisa que va a comenzar a cantar.
Existen en el primitivo Código y que después fue "escamoteada"
sin motivo justificado. Algunas de estas notas eran y son de una
indudable belleza y sin genero de duda de más difícil
ejecución que otras notas que se han conservado y persisten
en el actual Código.
2.° De los timbres sólo persiste el agudo
o metálico, genérico del canario del país.
El intermedio y el grave han sido siempre 'un cajón de sastre''
del Código. Prestándose sobre todo el grave a enconadas
discusiones sobre si la forma de emisión es como tal timbre
o como nota rulada.
3.° Notas de aguda. El canario país o timbrado
es un gran divo en la realización de esta nota, casi siempre
corno cloqueo o floreo, pero nunca como nota rulada o rulo de agua.
4.° Los cloqueos, variados y bellísimos,
deben ser mantenidos en la futura planilla con la puntuación
actual; pero deben puntuarse de una manera independiente a las notas
de agua en cloqueo. La nota que nos ocupa ha sido discutida en el
sentido de que nuestro canario no la hace. Al ser demostrada su
existencia se discutió su denominación. Muchos detractores
de esta raza afirman que la palabra cloqueo es una definición
que no expresa nada. Yo opino que es una denominación apropiada
a la referida nota cuando ornitólogos de la talla de Roger
Peterson, Cuy Mauntfort y Hobson, al describir una nota de los pájaros
silvestres, tal como hacen con el estornino pinto, la denominan
cloqueo y no gorjeo.
5.° Notas silvestres. Ahora viene un capítulo
muy discutido. El canario país o timbrado intercala en su
canto, notas de los más dispares pájaros silvestres,
con el mismo formato de emisión (aunque no con la misma voz)
que los gorgeos líquidos (aquí sí digo gorgeos)
de los mirlos, otros zorzales, colirrojo real, jilguero, lúgano,
pardillo y pinzón común.
Muchos de los aficionados que lean este modesto
trabajo, recordarán algunos canarios timbrados que parecían
haber sido enseñados a cantar en un bosque por su gran parecido
con las mirladas de pájaros silvestres.
Después de esta larga exposición
de hechos quisiera llegar a la conciencia de todos, para buscar
una fórmula que nos permita puntuar con fidelidad a un canario
timbrado que emite menos notas que otro de largo repertorio, pero
vulgar en su emisión; sin notas de valor extremadamente alto.
En resumen, una medianía que hay que descartar para dar paso
al excepcional que ya existe en abundancia.
La inquietud por la renovación y perfeccionamiento
de nuestro pájaro va en aumento día por día
y los renovadores vamos siendo legión. Se hace cada día
más acuciante la necesidad de una reforma del Código,
o por lo menos una unificación del Código o de los
criterios arbitrales de los jueces; para poder juzgar este nuevo
timbrado selecto, bellísimo, que se nos echa materialmente
encima sin tener Código a la medida. No quisiera acabar este
artículo sin lanzar una consigna a todos los criadores de
esta raza. No debéis consentir que vuestros timbrados sean
juzgados en vuestros concursos más que por jueces idóneos
de esta modalidad, pues uno de los factores (quizá el único)
que frena este desarrollo expansivo de nuestra querida afición
es el salir del paso en un concurso con el señor "sabelotodo",
especialista en nada, que se Juzga él sólito un certamen.
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