¿Debemos alegrarnos del reconocimiento internacional del Timbrado
Español?
Por Antonio Drove Aza
Revista Pájaros nº 19, 1962
Con cuánta satisfacción hubiéramos recibido
la noticia del reconocimiento internacional del Timbrado Español
si el Código establecido para juzgar este mal denominado
canto Timbrado, acogiera y definiera con suficiente precisión
y veracidad, el auténtico repertorio de una modalidad típicamente
tradicional y básica del canto de los buenos y puros canarios
del País (de nuestro País o Españoles por su
origen de razas), que hemos conocido los que por nuestra antigüedad
en la afición tuvimos ocasión de saborearlo y apreciar
en su justo valor toda la belleza y alegría de su canto escrupulosamente
seleccionado, tanto por sus agradables tonalidades, como por sus
meritorias formas de expresión, en relación con el
Timbrado, que, a pesar de haber sido depurado, según se dice,
no es en realidad más meritorio ni menos vulgar que el canto
de tantos canarios comunes que existen en todas las partes del mundo
donde no se ha prestado particular atención a su cultivo
por la aplicación de Códigos o Estándares,
técnica y perfectamente estudiados y definidos; o individualmente
encauzada su cultura por normas intuitivas de sensibilidad artística
propias de todo buen aficionado deseoso de obtener la máxima
belleza de sus productos.
Nuestra pertinaz insistencia para intentar aclarar falsos conceptos
técnicos -bien patentes en el Reglamento para juzgar el
canto Timbrado Español- no era motivada, según
ha podido creerse, por el prurito de llevar la contraria restando
posibles méritos a lo que otros con la mejor voluntad establecieron.
Tampoco fue motivada por pretendida animosidad hacia esta modalidad
de canto, que no cultivamos, pero que sí conocemos. Ha sido
debida sencillamente al deber ineludible de desentrañar la
verdad, desarraigando principios torpemente inculcados que se apartan
sensiblemente de los más elementales principios de la Canaricultura.
Así, pues, no es contra el buen canto del País, del
que sabemos apreciar su belleza, ni contra los confiados cultivadores
del Timbrado a los que lamentamos sus confusiones, a quienes hemos
dirigido nuestras críticas, sino contra el espíritu
del Reglamento, que tal como está concebido no puede conducir
más que a la obtención de canarios de la más
ínfima calidad de canto y al desprestigio de la Canaricultura
Española, que hemos de defender por encima de todo.
Aunque parezca contradictorio con nuestros juicios, reconocemos
una mejoría en la calidad del Timbrado, siempre y cuando
lo relacionemos exclusivamente con aquel canto preconizado e introducido
a elevados precios en ambientes canarícolas noveles, como
prototipo ideal de una "belleza" entonces perfectamente definida
en el Reglamento.
No ha sido el Reglamento el que ha permitido la depuración
y mejoramiento del canto Timbrado. Ha sido la aparición insospechada
de canarios, con notas de agua propias del canario del País
y otras notas con modulaciones, tonalidades y formas de expresión
más agradables, que permitieron a la afición no ofuscada,
darse cuenta, por pura intuición artística, del camino
lógico para encauzar sus linajes. Asimismo, los que establecieron
el Reglamento, íntimamente convencidos de la mayor belleza
y mérito de tales canarios extraños, también
los introdujeron en sus crías, adquiriéndolos, soslayadamente,
en Pajarerías o rebuscados en provincia o rincones españoles,
donde felizmente no había llegado la perniciosa influencia
del Reglamento, ni conocían tan siquiera la existencia del
canto Timbrado tan quiméricamente creado.
Estos canarios tan hábilmente incorporados como "Timbrados",
fueron los que permitieron crear ese ambiente ficticio de atribuirle
al Reglamento la evolución y depuración del canario
del País, cuando, en realidad, tales canarios, técnica
y lógicamente, no podían ser acogidos y juzgados en
los Concursos de acuerdo a un Código en el que, precisamente,
no estaban previstas las variaciones de Agua ni las buenas cualidades
deseables en el canto de todo canario de cualquier raza, por el
hecho de haber sido establecido el Reglamento con desconocimiento
absoluto del auténtico canto del País y, según
parece ser, también el de otras razas, recopilando, en cambio,
como patrones inmutables, las notas, tonalidades, modulaciones y
formas de expresión menos gratas de los canarios mixtificados
más vulgares.
Felizmente, todo lo que queda escrito con letras de imprenta son
pruebas testificales del fundamento de nuestras críticas
y opiniones. Se ha hablado mucho y se ha escrito muy poco, técnicamente,
del canto Timbrado para tratar de convencer con otra clase de argumentos
a los ya iniciados en la técnica nada fácil del canto
de los canarios en general, con criterios falsos y
equivocados, atrevidamente expuestos en un Reglamento Oficial que
dista mucho de crear el ambiente cultural del que tanto se ha blasonado.
A pesar del reconocimiento internacional del Timbrado, nos ratificamos
en nuestras opiniones, haciendo hincapié sobre los errores
fundamentales del Reglamento establecido, que, según vimos
y demostramos en mi artículo del numero 13 de esta Revista,
son los que a continuación relacionamos, y que, dado el carácter
técnico y Nacional de PÁJAROS -órgano oficial
del Grupo Nacional de Pájaros, que cuenta en su Organización
Sindical con 32 Asociaciones Canarícolas adheridas- , debieron
ser objeto de la oportuna y más calurosa controversia por
parte de quienes, sin fuerza numérica ni preparación
técnica, según demuestran, dieron un atrevido paso
al mundo canarícola exterior, del que todos hemos de lamentar
sus consecuencias.
Los errores fundamentales del Reglamento son los siguientes:
Primero: Falsa denominación de TIMBRADO por erróneo
concepto de los Timbres, ya que éstos, según la composición
fonética y también según la emisión
continuada o ininterrumpida, tal como los explica y define en el
Reglamento, no son Timbres, sino auténticos Rulos, por mucho
que quieran diferenciarlos por malas vocalizaciones, durezas de
expresión, briosas interpretaciones, o, también, aunque
sean emitidos fugazmente en lugar de ser normalmente alargados.
En todos los casos, la característica fundamental de los
Rulos está bien presente por la continuidad del sonido percibido
como consecuencia del batido silábico de la composición
fonética. Si esta continuidad del sonido desaparece o, lo
que es lo mismo, si no existe batido, entonces dejan de ser Rulos
para transformarse en Cascabeleos, cuya definición es correcta
en el Reglamento, ya que el sonido no continuo y tintineante de
un cascabel se adapta perfectamente al concepto determinado en el
mismo, y cuya nota no es otra cosa que los llamados Timbres en otros
estándares de canto.
Así, pues, lo que se define en el Reglamento como Timbres
son realmente Rulos, y lo que se determina como Cascabeleos son
simples Timbres. Por tanto, ¿no es absurdo que una nota considerada
básica del Timbrado pueda ser motivo de descalificación
por el hecho lógico de ser mejorada culturalmente? ¿Cuándo
hemos visto que las notas básicas del canto del País
son Rulos más o menos enmascarados?
Consecuencia: El canto Timbrado, tal como está concebido
y determinado en el Reglamento, es un canto mixtificado muy vulgar
con nombre rimbombante nada más, cuyas notas, que dice ser
básicas, están en manifiesta contradicción
con el fin propuesto de antagonizarlo del canto Roller.
Segundo: Estimular rudezas de expresión de acuerdo
a la onomatopeya de los textos fonéticos precisados en el
Reglamento, apartándose deliberadamente (por antagonizarlos
siempre del canto Roller) de las normas más elementales de
la cultura.
Tercero: No haber incluido en el Código las notas
de Agua, simples y compuestas, que son precisamente las básicas
del canto del País, y que, más o menos imperfectas,
son fácilmente reconocibles aun en los canarios más
comunes.
Con estos errores bien manifiestos en el Reglamento y otros secundarios
de ambigua denominación de notas, se ha reconocido
internacionalmente el Timbrado Español. No dudamos de la
competencia de los expertos jueces internacionales, ni tampoco de
la calidad de los canarios presentados. Lo que sí dudamos
es de que se confrontaran las notas emitidas por los canarios con
las del Reglamento, y que éste fuera estudiado traduciéndolo
previamente al. idioma respectivo de los jueces, pues en caso contrario
no podríamos comprender cómo pudo ser aceptado sin
reparos de todo orden un Reglamento que leyéndolo en nuestro
idioma es inadmisible en su doble aspecto técnico y cultural.
.
Lo que ahora puede parecer un éxito rotundo de la A.C.E.
y de la F.O.E., pudiera traducirse en un gran desprestigio para
todos, porque no nos cabe duda que de prosperar el Timbrado será
a base de rectificaciones impuestas desde fuera, que hubiéramos
querido evitar por el prestigio de nuestra Canaricultura; o, tal
vez, dándose cuenta en el exterior de nuestras quimeras,
sea al fin para ellos el mérito de unos canarios -quizá
de los ya existentes como razas cultivadas- que insensiblemente
habremos encumbrado e introducido en nuestro ambiente canarícola
a costa de haber mantenido, por pura terquedad, unos criterios absurdos
que en todo caso debieron ser discutidos con la mejor voluntad y
camaradería.
Como, por lo visto, no han sido convincentes los argumentos técnicos
expuestos, para defender el buen canto del canario del País
o Timbrado, a quienes debieron tenerlos presentes antes de dar el
paso precipitado al exterior -máxime en su condición
de jueces nacionales de canto Roller y Timbrado-, bueno será
que demos publicidad al siguiente artículo publicado en el
número 5 del año 1956 de la revista "Nuestros Canarios":
____________________
OPINIÓN SOBRE
el canto del canario
TIMBRADO ESPAÑOL
Por salvador march carnasa
Jurado experto internacional.
Miembro de la. Asociación Ornitológica, de Barcelona.
Con motivo de celebrarse este ano el IV Campeonato del Mundo de
la C.I.C. en Barcelona, la Asociación de Canaricultores Españoles
aprovechó la ocasión de presentar sus Timbrados y
darlos a conocer en el ámbito internacional. Igualmente por
el Sr. Rodríguez Cruz fueron sometidos a consideración,
haciéndoles escuchar a tal fin en una reunión de jueces
internacionales de canto, extranjeros y nacionales.
El concepto que el Timbrado Español haya merecido a estos
señores no me considero autorizado a definirlo y tampoco
es ése mi propósito; por consiguiente, todo cuanto
escribo no es más que mi modesta, pero sincera opinión.
Antes de empezar creo conveniente hacer constar que soy un apasionado
del canto del Harz y que sólo me dedico al cultivo y estudio
de esta raza; con ello quiero decir que no conociendo a fondo el
canto Timbrado, mi opinión puede ser muy gratuita y estar
sujeta a posibles equívocos; no obstante, todas estas aseveraciones,
no he querido guardar para mí mis apreciaciones.
Escuché por vez primera el canto Timbrado Español
en la Exposición Nacional celebrada en Madrid el año
pasado mientras estaba juzgando el Sr. Moreno, e igualmente por
segunda vez cuando lo hacía en el Coliseum de Barcelona el
Sr. Crespo y, por último, en la aludida reunión de
jueces.
Francamente y con toda sinceridad, el canto me gustó mucho
y me impresionó grandemente, sobre todo por su vigor. Posee
trinos de agua muy dulces y definidos, muchas variedades de notas,
batidas y lingual-palatinas, con toda una buena gama de tonos que
le dan una característica general muy briosa y alegre.
Mi más cordial felicitación a Canaricultores Españoles,
que sin apartarse del canario origen de todas las razas, han sabido
depurarlo y dignificarlo, quedando a la altura que en realidad debía
haber estado desde hace mucho tiempo.
En el campo nacional esto está plenamente conseguido, y
con la voluntad que les anima, sin lugar a dudas, conseguirán
muy pronto lo mismo en un área sin límites'.
Este es mi ferviente deseo y por el calificativo que han tenido
el acierto de aplicarle, debe ser el de todos los canaricultores
de España.
-----------------
Esta es la opinión sincera de nuestro buen amigo el Sr.
March cuando no conocía a fondo el Reglamento del Timbrado.
Ahora que debe conocerlo mucho mejor, por su vinculación
a la F.O.E., de la que forma parte la A.C.E., y como máxima
figura y prestigio de la Federación Ornitológica Española
como experto en canto, nos permitimos preguntarle:
- ¿Dónde figuran en el Código del Timbrado esos trinos
de Agua tan definidos y dulces?
- Esas notas batidas, que cita ¿no podía haberlas
simplificado denominándolas simplemente Rulos, a pesar de
sus características briosas y alegres?
- El calificativo de Timbrado que consideró tan acertado
debe ser atribuido, lógicamente, a la preponderancia de notas
básicas determinadas, por tanto, ¿son debidas a las notas
batidas (Rulos), o a las lingual-palatinas (Timbres)?
Si son éstas no figuran en el Código sino bajo el
nombre de Cascabeleos, y la denominación adoptada no fue
la de canto Cascabelero, sino la de Timbrado.
- Al hacer referencia a la depuración y dignificación
del canario del País, el Sr. March no fue exacto en sus apreciaciones
por no conocer otros canarios mejores. Pregúnteles, por favor,
a aficionados antiguos paisanos nuestros o simplemente a nuestro
común amigo don Joaquín Ferrer, quien le convencerá
de su falsa apreciación.
Por otro lado, ¿cómo podía haber sido depurado el
canto, si los canarios emitieron notas batidas (Rulos) que el Reglamento
las condena y que además no son propias del canto puro del
País?
- Dada la meticulosidad del señor March, por todos conocida
y alabada, de no transigir con lo que suponga el menor vestigio
de fealdad en el canto, bien serán estridencias, malas modulaciones,
ordinarias ejecuciones, etc., etcétera, ¿cree sincera y técnicamente
que el Reglamento tal como está escrito y aplicando la correspondiente
onomatopeya a las notas, es capaz de crear cultura en el canto de
los Timbrados, o, por el contrario, estimular rudezas y fealdades?
Colofón: No es de extrañar que esta opinión
sincera del Sr. March, publicada cuando no conocía el Reglamento,
fuera favorable, por su enorme prestigio, a la propaganda que condujo
a ofuscaciones y a la confusión de la novel afición
Española. Hoy, que se ha reconocido el Timbrado Español,
preguntamos: ¿Por qué se presentó un Reglamento a
su aprobación internacional con conciencia de su falsedad
y que ha de servir de desprestigio a la Canaricultura Española?
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